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La construcción de los personajes: ¿un misterio?

Los personajes en la narrativa y en los videojuegos

Duración:
30/45 min
Agrupamiento:
Cinco equipos. En conjunto.

Los personajes no son personas.

Las personas nacen de sus madres y se crían en un ambiente humano. Son, somos, lo más sagrado, junto con los demás seres vivos, precisamente porque somos vulnerables y necesitamos protección.

¿Qué pasa con los personajes? Son un artificio. Quienes experimentamos el placer de identificarnos con seres ficticios de muy distinta naturaleza: origen social, expresión cultural, rasgos de género, querríamos pensar que han salido de la cabeza de Zeus, como Atenea en el mito griego. Sin embargo, la invención de los personajes obedece a unas reglas de juego: se clasifican en tipos, repiten lugares comunes (tópicos), se construyen mediante mecanismos (tropos) del lenguaje verbal y audiovisual.

Si queremos entender la retórica de los personajes femeninos y cómo se caracterizan en los videojuegos, tendremos que comprender, primero, cómo se construyen los personajes en cualquier narración y, específicamente, en los géneros multimediáticos.

Los personajes son signos.

El misterio (al menos, ese) deja de serlo si observamos a los personajes junto a otras especies que les son semejantes: una señal de tráfico, una canción, un libro, se componen de elementos significantes. Significan algo: son signos. Los personajes pueden formar parte de un libro, una canción, un anuncio o un videojuego.

Se distinguen con toda claridad de las personas en el mundo real, excepto si esas personas se convierten en personajes, porque solo nos relacionamos con ellas a través de los medios de masas, sin un trato cotidiano. Vemos un personaje en TV o lo seguimos en las redes, como un artificio o un ente de ficción. 

Lo dicho se basa en el análisis del personaje como signo que hace Philip Hamon (1977): "Pour un statut sémiologique du personnage". En Gerard Genette y Tzvetan Todorov (dir.), Poétique du récit, Paris, Seuil, pp. 115-180. Resumido en este enlace.

Los personajes como medios para el aprendizaje humano.

No obstante lo dicho, los seres humanos aprendemos a través de la imitación, tanto de las personas reales con quienes convivimos, como de los personajes que se les asemejan. No podemos evitarlo, puesto que nuestras neuronas espejo nos hacen capaces de aprendizaje.

Las autoras y los autores de relatos, sea en la literatura, sea en la narrativa audiovisual o digital, pueden ser más o menos conscientes de este hecho, pero sin duda saben que los personajes protagonistas atraen nuestro deseo de identificación; y, en ocasiones, repiten patrones establecidos sobre el carácter de quienes deben funcionar como personajes secundarios o adquirir protagonismo en sus historias.

Los más conscientes en la era moderna son quienes construyen de forma declarada el aprendizaje de sus personajes protagonistas, de manera que nosotras, lectoras activas, podamos reconocer los factores que influyen en su maduración. Son los llamados aprendices implícitos, por cuyo medio podemos aprender-a-aprender de manera autónoma, quienes protagonizan las historias de formación (Bildungsroman, historias de educación) en la modernidad; por lo general, adolescentes o jóvenes y, cada vez con más frecuencia, mujeres, en buena medida porque las mujeres autoras ofrecen pistas para la emancipación femenina. Podéis encontrar ejemplos en la narrativa literaria, en las series y en ambas: las sagas Divergentes Los juegos del hambre.

Parte de nuestra maduración consiste en reconocer la carga mítica y estereotípica de los personajes que se nos ofrecen en los relatos contemporáneos; dicho de otro modo, que seamos capaces de distanciarnos críticamente, sin dejar de disfrutar de la aventura y entusiasmarnos con el arco narrativo que atraviesan las heroínas y los héroes.

Más información en los libros de Joaquín J. Martínez Sánchez (2010): Aprendices y lectores: el desarrollo humano a través de la literatura o El aprendizaje sagrado: mitos, ritos y mística en la literatura occidental, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Divergente
Luciano Hidemi. Pexels. Shailene Woodley, actriz protagonista de la saga Divergente (CC0)

¿De qué se compone un personaje? ¿Cabeza, tronco y extremidades? Si tienen forma humana, de acuerdo, pero pueden no tenerla. Veamos cuáles son sus dimensiones.